10 abril 2008

Sintra. Palacio da Pena.

Un rincon del Palacio da Pena.


Un bello mirador a la sierra.




Arco arabe, en una bella mezcla de estilos.



El cambio de colores, produce un bello contraste.

Posted by Picasa

Viaje a Portugal. Quinta Feria, dia 25 por la tarde
Después de comida enorme
como marca de la casa,
hecha la siesta con ruidos
el autobús, el autobús nos llamaba.

El tiempo ha quedado bueno
mas que bueno, impresionante,
hace un calor asfixiante
y puede, que halla truenos.

Después de mucho mirar
donde nos trajo la Agencia,
nos ha gustado en conciencia
lo que por los Euros, dan.

En el bús hemos montado
hacia Sintra en bello viaje,
la cámara de equipaje
en un buen rato llegamos.

En un valle situada.
A su derecha, barrancos,
a su vera, gran palacio
de chimeneas abultadas.

En autobús pequeñito
porque el camino es estrecho,
pagando, es natural,
a la puerta de otro invento.

Cuesta arriba…, cuesta arriba,
creí que llegaba al cielo…,
en otra taquilla estamos
y los billetes sacamos,
para pasar hasta adentro.

Yo creí…, lo que creía..,
¡ equivocado, maestro ¡,
pues entrando hasta un jardín
hay un tranvía pequeño.
¡Vuelta a sacar la cartera,
y nos piden cuatro Euros!.

Vuelta a subir cuesta arriba,
¿cuándo se va a acabar esto?...,
¡ al fin, se para el cacharro!
y aparece…, ¡un monumento!.

Un palacio. Da Pena llaman
y mucha pena da saberlo,
que te tienes que marchar
cuando se pase tu tiempo.

Un cuento de hadas tiene
palacio y dragón perfectos,
envidia daría a una bruja
y las hadas, el ver esto.

En el blog, podéis mirarlo
y abajo, pongo su precio.
No busquéis, no pone nada,
es un cachondo el maestro.

Después de pagado todo
no se ha de acabar el cuento,
hemos comprado “Queijadas”
por seis cobran cinco Euros.

Son malas ¿empanadillas?,
hechas con molde de pan,
rellenas de pasta rara
difícil de descifrar.

Ahora, ya nos marchamos:
mareados del camino,
cabreados, en lo gastado,
con empanadillas malas,
con las vejigas muy llenas
por que nadie aquí a meado.

Solo falta que la bruja,
que vive en aquel palacio,
nos eche sus sortilegios
y que nos deje…, preñados.

Emilio

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Se acabó lo que se daba:
los desayunos,
los almuerzos,
las cenas exageradas...,
ahora se hará penitencia
por la forma tan diaria,
de tragar como mamones
la comida y la bebida,
que nos fue, bien presentada.
Nos hemos pasado, reina,
en las cosas que hay compradas,
y que no se como haremos
para llevarlas a casa.
Camisetas, pantalones,
el chorizo, el "bacalado"...,
pues,¡ no encuentro ningún lado,
habrá que echarle..., melones!.
Vino de Oporto llevamos
-para mi gusto, dulzón-,
mi ama me dio el tostón,
hasta que al fin, lo compramos.
Pensando con gran prudencia,
- impropio de las mujeres-,
Emilio, con mucha ciencia
bolsa grande fue a meter,
y asi poder contener
todas las "potras o ñetas".
Ahora, queridas señoras,
me mandáis a hacer puñetas.
Acoplados seres y bultos
en el autobús hermoso,
por el camino venidos
- algunos de Tomelloso-,
después de larga distancia
en Alcázar, ya de noche,
nos montan en otro coche
y nos llevan, hasta casa.
Se me ha olvidado al nombrar
las cosas que hemos comprado:
buenas Tortas del Casar
-que baratas no han costado-,
y que voy a degustar,
otros tiempos, recordando.
Hasta otro viaje..., amiguitos,
ya se que lo han disfrutado;
yo me acuesto a descansar
pues mis sesos se han asado,
de buscar para rimar.
Emilio.





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