Cabo da Roca. Al momento de llegar, comenzo a llover.
Sobran las explicaciones. Tenemos un certificado de nuestra estancia alli.
El Faro y mi luz.
Solo el Faro, nada mas.
Después de tomar buffet,
era completo, es muy cierto,
el postre y el buen café
al autocar, un momento.
Camino vamos al Cabo
da Morte, dicen que es cierto,
que se acababa la tierra
a la gente, de aquel tiempo.
En el viaje hasta llegar
un chubasco, no pequeño,
limpia de polvo las plantas
el autobús y el cemento.
De nuevo el Sol resplandece.
Por carretera arriesgada
llegamos a la explanada,
para ver lo que acontece.
En una loma no alta
por la noche allí se enciende,
un faro, buen compañero,
del que navegando llegue.
Un monolito te indica
que llegando hacia el Oeste,
de la Europa que hay en el mapa,
esta es, la mas occidente.
Restaurante, los regalos,
todo caro, como siempre;
una agencia que hay presente
te hace el certificado,
de que allí tu has estado
pagando tus cinco “euretes”.
Bajamos por el camino
que susto daba al subir,
certificado firmado
en gótica letra plasmado…,
¡ ya podemos presumir!.
En un alto del camino,
un mercadillo completo,
vemos Boda del Infierno
lloviendo como en invierno,
para ver una gran cueva
que el mar, se fue construyendo.
Regresamos al Edén;
sin ser cielo, parecía…,
cena, baile y melodías,
hasta que parezca bien.
Mañana se hará de día
y otra nueva sinfonía,
de colores y placer…,
Portugal…, es melodía.
Emilio.
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