30 marzo 2008

Nuestro viaje a Tenerife. Canarias.

Manoli y Tenerife, dos bellezas.


Las que nos quitan el sueño.


Para que no me escape.


Mis amigos y el chorro.


Encarna se marchó de viaje
con su Manolo a Canarias,
y Emilio con su Manóli
para que dieran compaña.
¡Que nervios que tengo...madre,
por montar en el avión!.
De momento son las siete:
¡ Manolo... a la estación!.
La Manuela y el Emilio
ya se han montado en el AVE,
¡que “pijo” que es este tío,
nunca quiere llegar tarde!.
¡Nos vamos a los madriles
que alegría, que emoción!
y llegando a la estación,
un taxi-caro por cierto-
nos deja en el aeropuerto.
Manolo en la cristalera
que da el acceso a las pistas,
apoyando su nariz,
disfruta de buenas vistas,
viendo de entrar y salir
aviones con turistas.
Vamos a buscar la GATE
no se si es la treinta y cinco;
-es para caerse muerta-
que le llamen esa cosa
¡si tan solo es una puerta!.
¡Manóli, que es en ingles!
como esta escrita la puerta,
¡pues yo no estudie ese idioma
pero se cavar la huerta!.
Acaban de abrir la GATE...,
se siente gran emoción,
y por un largo pasillo
los cuatro en el avión.
¡Qué bonito y que adornado,
es algo espectacular!
¡azafata... azafata...!,
este trasto... ¿volará?.
Encajados en sus sitios
se tomaron la comida,
y ¡que cosa extraordinaria!
después de dormir un rato,
aterrizan en Canarias.
¡Vergel de belleza sin par....!
pues lo que paso después,
otro dia se contará,
pues no me queda papel
y además hay que cenar.

Paseando por El Puerto de la Cruz


Al fondo, los Lagos Martianez. Piscinas con agua de mar.


Dos tortolos.


¡ Madre que sera que lo quiere el negro,...!.

· Pues decíamos ayer...
que ya estamos en Canarias,
acoplados en Hotel
que tiene blanda la cama.
· Es manía de la gente
que entrando en la habitación,
se va derecho al colchón,
para ver si es resistente.
· Se han deshecho las maletas
y en el armario la ropa,
han usado ya el servicio
nuestras queridas esposas.
· Hay unos cuantos botones
encima de la mesilla,
¡ten cuidado no tocarlos
o aparecerá enseguida,
un diligente empleado
que te complicara la vida!.
· A las nueve en el pasillo
en juntarnos he quedado,
vamos a cenar un poco
porque estamos mareados.
· ¡Que escalera mas bonita!
¡que dineral han gastado
en decorar todo esto!,
comenta Emilio admirado.
· ¡Música celestial
se siente en el comedor,
hay de todo una “jartá”!,
¡pues menuda indigestión
que nos vamos a pegar!.
· ¡Nos pasamos siete pueblos
con el tema de la cena!,
vamos a dar un paseo
o esta noche
no hay quien duerma.
· Son las todas y tengo sueño
-comentan nuestras esposas-,
¡pues vámonos a la cama....
y a otra cosa , mariposa!.


Manoli y su gorila.


Encarnita y Emilio.


Un tigre, dos tigres, tres tigres.



Las focas y los leones marinos.


Ha sonado un fuerte timbre
en la habitación de al lado,
es hora de levantarse
porque ya se ha descansado.
Después del buen desayuno
desaparece Manolo,
vuelve al rato consternado
y es porque acaba de ver,
los árboles del tejado.
Empiezan las excursiones:
visitamos Loro Park
la Manóli de un gorila
se acaba de enamorar;
se ha sentado en su regazo
y muy contento el peludo,
le da un beso y un abrazo.
¡Mal empieza el veraneo!
-dice Emilio cabreado-,
¡y es muy poco placentero,
el que un gorila asqueroso
te ande tocando el genero!.
Entramos a ver pingüinos
que es algo sensacional,
son camareros de gala
dispuestos a desfilar.
Después de levitas,
aves, cocodrilos y algo mas,
miles de plantas y flores
simulando el Paraíso,
Paraíso Terrenal.
Se nos esta haciendo tarde
-nos vamos a la salida-,
¡por ese camino no
que por ahí está el gorila!.
Hemos pasado un buen dia
en este mundo animal,
ahora vamos al buffet
que es la hora de cenar.
Nuevo atracón que nos damos,
de postre comemos flan,
Manolo se arto de judías
bien regadas con champán.
En el hotel hay un bar
en el que cantan y bailan,
y mientras ellos lo hacen
a ti el whisky no te falta.



Manuel y Encarnita. Entrada al Loro Park.


Las carpas de colores de Loro Park.


Una maravilla de la naturaleza.


El "gordo" y Manoli.


Continuando con el cuento
de nuestro viaje a Canarias,
hemos alquilado un coche
por cuatro perras de nada.

¡Tienen que ser cuatro puertas!,
-insisten malhumoradas-
nuestras respectivas santas,
bueno, dijeron que un cuatro Gates,
¡hay que ver lo que cultiva
el cambiar mucho de aires!.

Subidos al cuatro Gates,
vamos camino del Téide,
como la subida es grande
y la carne pesa mucho,
el Corsa se pone rojo
por darle tan gran disgusto.

¡Qué bonito es todo esto,
y no hemos llegado arriba!
Ahí hay un funicular
que te dejara en la cima;
las tres mil pelas por barba,
te evitaran el esfuerzo;
y todos cantan a coro:
¡lo mejor es un almuerzo!.

Seguimos mirando piedras
y a las nubes por encima,
hay unas flores muy raras
que a Manolo le alucinan.

Alguien con las gafas puestas
para evitar resplandores,
se le han quedado marcadas
en un cambio de colores.

Ya no queremos mas piedras
y nos vamos para el valle,
La Orotava, La Laguna, Tenerife
y en El Puerto de la Cruz, un brillante:
los grandes Lagos Martíanez
de belleza deslumbrante,
llenos de agua del mar
para que puedas bañarte.



El Teide y el Corsa


Manuel y lo volcanico


Sentados en un volcan vivo.


Emilio y su barriga.


Se pasa el tiempo volando
como el dinero se va,
pero hicimos otro viaje
que no se podrá olvidar.
Nos embarcaron y es cierto,
para ir a La Gomera,
madrugamos aun de noche
y en un autobús cualquiera,
nos llevaron hasta un puerto
que no me acuerdo cual era.
Manolo si que se acuerda
-cuéntalo tu ¡ por favor!-
pero no nos cuentes cuentos
que eres un enredador.
Manolo empieza la historia:
¡El primer dia Dios creó...!.
Corta el royo Maria Antonia,
vete al grano ¡por favor!.
Pues subimos en un barco
mas grande que el de Moisés,
¡Manolo ya te has pasado,
que el del barco era Noé!.
Bueno, pues subimos en un barco
y del dueño nada se;
¿ te gusta así, delicado?
porque tu no te enteraste
pues ibas muy mareado.
Era un barco muy bonito
y no corría... volaba,
en poco mas de media hora
en La Gomera atracaba.
Recorrimos grandes valles,
Garajonay el mas bello,
comimos mojo picón
y un señor con poco pelo,
se empeñó en tocar el pito
como solo lo hacen ellos.
Volvimos al autocar
y embarcamos otra vez,
vuelta a correr por el agua
y vuelta Emilio a devolver.
¡Pare el carro Don Manuel!
Emilio no devuelve nada,
y menos si es de comer.

Jardin Botanico. Puerto de la Luz. Santa Cruz de Tenerife

En la terraza del Hotel Turquesa. Manuel Y Emilio.


Entrada a El Cristo de La Laguna.


Interior de la iglesia


Mañana se marchan ya,
nadie quiere referirlo,
todos tienen el pesar
de tenerse que marchar,
de este sitio tan divino.
Se llevan bastantes fotos
de mil sitios visitados,
se llevan mantelerías,
y el tabaco que han comprado
por encargo de los hijos,
-¡¡con su pago anticipado!!-.
Vuelta a subir a las nubes
-está pálida la tez -
te tomas un piscolabis
con vino, cerveza o té,
y al dar la tercera hora:
en Barajas otra vez.
El taxi te lleva al AVE
-que no es pájaro, que es tren-,
y en poco mas de media hora,
en Ciudad Real te ves.
Alegría en la llegada
y el reparto de regalos,
cuentas lo que te parece
de lo bien que lo has pasado,
de que te acordaste mucho
de los que aquí has dejado.
¡Bueno... bueno, ya esta bien
de menear el pescado!,
¡pensemos en lo que importa!:
¡hay que dejar concertado
a donde vamos a ir,
para volver abrumados,
con cara de mucha pena
y con el ceño... arrugado!.
He de volver a Canarias
aunque pague yo el tabaco,
y si se viene Manolo
seguro que somos cuatro;
con la Carmela ya cuento
-pues se sube en una moto-,
al que habrá que convencer
es a su querido esposo.

29 marzo 2008

Estambul


La Mezquita Azul.

La Mezquita Azul , al atardecer.

Paseando por la ciudad.


Agustin y Maria del Mar, mis hijos.

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Santiago de Compostela

Hostal de los Reyes Catolicos.


El Botafumeiro


Al fondo, imagen de Santiago Apostol


El Portico de la Gloria.

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La Catedral de Santiago Apostol.

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La Alhambra. Granada




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Islas Canarias. La Gomera.




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La Toba. Cuenca




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