Puerta de entrada al Hotel.
Al fondo, las habitaciones.
Mas habitaciones.
Recepcion de clientes.
Día 13/11/2006
Otro viaje…, otra ilusión.
Viaje por León.
Por trabajar pa el Imserso…
-¿ es por viejo?, ¡¡no es por eso!!,
pero…, ¿qué te has creído tu ?...-,
llegamos al autobús
y de forma muy concreta,
acoplamos la maleta.
A las once es la salida;
ya subidos en el bus,
no me produce inquietud
y he de dormirme enseguida.
Soñando a mi lado va
mi amantísima señora,
toda bella y seductora
que a mi la dicha me da.
En los asientos de al lado
también quedaron dormidos,
esos queridos amigos
que otras veces, he contado.
Siempre juntos caminamos
desde nuestra tierna infancia,
y sin tener nunca instancias
para llegar a las manos.
El conductor y el motor
con su girar revoltoso
nos dicen serio y airoso
que nuestro viaje empezó.
Avanza por la autovia
- es muy nueva todavía-,
con un viaje muy feliz,
ya divisamos Madrid.
En la calle…¿cómo es?...
si…¿esa de Príncipe Pío
que antes tenia estación
y ahora su tren ha perdido?.
Bueno…¡ no me acuerdo!.
Con la calle levantada
para esconder a los coches,
el chofer tuvo el derroche
y a comer hizo parada.
Con la tripita rellena
de lentejas y pechugas
pedimos a dios ayuda
para llegar a la cena.
A Tordesillas llegamos
cuando caía la tarde,
y en Astorga fue el alarde
del Hotel, al hospedarnos.
Cena, chiste y alegría…
mas amigos, en adelante
y al sueño, dulce calmante
que mañana, es otro día.
Emilio.
Otro viaje…, otra ilusión.
Viaje por León.
Por trabajar pa el Imserso…
-¿ es por viejo?, ¡¡no es por eso!!,
pero…, ¿qué te has creído tu ?...-,
llegamos al autobús
y de forma muy concreta,
acoplamos la maleta.
A las once es la salida;
ya subidos en el bus,
no me produce inquietud
y he de dormirme enseguida.
Soñando a mi lado va
mi amantísima señora,
toda bella y seductora
que a mi la dicha me da.
En los asientos de al lado
también quedaron dormidos,
esos queridos amigos
que otras veces, he contado.
Siempre juntos caminamos
desde nuestra tierna infancia,
y sin tener nunca instancias
para llegar a las manos.
El conductor y el motor
con su girar revoltoso
nos dicen serio y airoso
que nuestro viaje empezó.
Avanza por la autovia
- es muy nueva todavía-,
con un viaje muy feliz,
ya divisamos Madrid.
En la calle…¿cómo es?...
si…¿esa de Príncipe Pío
que antes tenia estación
y ahora su tren ha perdido?.
Bueno…¡ no me acuerdo!.
Con la calle levantada
para esconder a los coches,
el chofer tuvo el derroche
y a comer hizo parada.
Con la tripita rellena
de lentejas y pechugas
pedimos a dios ayuda
para llegar a la cena.
A Tordesillas llegamos
cuando caía la tarde,
y en Astorga fue el alarde
del Hotel, al hospedarnos.
Cena, chiste y alegría…
mas amigos, en adelante
y al sueño, dulce calmante
que mañana, es otro día.
Emilio.
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