10 abril 2008

Mucha casa, para poca gente,

Catedral de Bathala. Vista de la impresionante nave central.


Una actuacion con chorro de arena, la vendria muy bien.



Un arbotante, para sujetar la nave central.




Impresionante ventanal.

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Viaje Portugal. Cuarta Feria. Dia 24 tarde-noche.
Después de la gran roncada
y del resto de los ruidos,
las señoras y sus maridos
se van para ver Batahla.

Es el pueblo, es algo normal,
lo singular, es su plaza,
donde la vista te alcanza
una bella catedral,
que aun no está terminada.

Te recibe un caballero
que en su caballo presume,
de Aljubarrota resumen
de dar a España, pa el pelo.

Como era buen cristiano
y disponiendo de oro,
catedral hace tesoro
de piedra, tallada a mano.

Por dentro de altura plena,
de anchura, algo asfixiante,
larga, cual jipio de cante,
y de acabar, algo le queda.

Deben limpiarla un poquito
pues, siendo de blanca piedra,
musgo y líquenes tenia
para ganar, otra guerra.

Nos volvemos al Hotel…,
esta jornada es completa:
esta noche en el Casino,
nos jugamos las pesetas.

Nos ponemos…,¡muy guapitos!,
¡ que ilusión ver la ruleta!,
por veinte Euros por barba
tendremos la puerta abierta.

Pasamos hasta la sala,
-ya cenamos, no olvidé-,
y una amable lisboeta
nos conduce a los asientos
para ver, lo que ahora empieza.

En una sala tremenda
ameniza, gran orquesta,
unas parejas cenando
y otras están bailando…,
esta es la sala de fiestas.

A lo largo de la sala
un escenario se encuentra,
y en su parte mas contraria
a diferentes alturas,
las terrazas van dispuestas.

El techo, es un firmamento
de lucecitas pequeñas,
y cuando empieza el evento
la pared, se cubre de ellas.
¡ Ea¡, pues ya estamos en el cielo…,
veremos lo que se cuentan.

Llega un señor con libreta
y nos pregunta, ¿qué quieren?,
¡ que “moño” voy a querer,
que empiecen con esto ustedes!.
Es de tomar, caballero,
hay de todo, no se corten…,
uno pide un San Francisco
yo pedí un plato de pisto…,
¡ lo que se reía ese hombre!.

Después de servido el cubata
y los panchitos tomados,
ha llegado un retratista
y una foto nos ha echado.

Se ha levantado el telón…,
nos han presentado al Viento,
todo fluye en movimiento
con belleza y muchos medios.

A continuación la Tierra;
la presentan con engendros,
que dicen que ya vivían
en el albor de los tiempos.
El movimiento, ¡belleza!,
el colorido ¡perfecto!.

Aunque lo cuento deprisa
-del techo estaban saliendo-,
cuatro bellas señoritas
en trapecio, y mal vistiendo.
No es por la calidad,
es brevedad del atuendo.

Llegado el tiempo del Agua,
el escenario se inunda
de este liquido elemento.
¿Cómo se hará esta belleza
sin que se mojen los cuerpos?.

Los marinos animales,
la mar , todo es perfecto,
con bellas coreografías
que adornan todo el evento.

Por ultimo…, el Fuego,
rey de toda la escena…,
todo el escenario ardiendo
con el humo y sus bolliscas,
y los cantos del infierno.

Aun el bello se eriza
al recordar lo que cuento,
todo además con esmero
de equilibristas, payasos…,
solo faltaba…, un torero.

A las 00,30, salimos del bello encierro,
a una gran sala importante
de maquinas delirantes,
para jugarse los Euros.

Aun tengo la boca abierta
pues produjo desconcierto,
que las señoras jugasen
con tanta pasión y celo.

Si dos mil maquinas hubiera,
-yo creo que no exagero-,
por lo menos en mil quinientas,
las féminas ponen sus dedos.
¡ Cuantos cocidos perdidos
por este vil devaneo!,
salido siempre en el debe,
cuando haber, era deseo.

En los juegos “importantes”
no pasamos,
nos pedían cuatro Euros,
solo por ver las miserias
de los locos por el juego.

A la una, ya era hora
de atravesar nuestros cuerpos,
y alegre vuelta al Hotel
en una noche muy bella,
que creo bien…, se lo cuento.

Emilio







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